martes, 2 de junio de 2009

"La luna está un poco escondida y parece observarme con una mirada compasiva e indulgente.
Le pregunto QÉ PUEDO HACER.
Ella me dice qe es difícil sanar las heridas del corazón.
Mi corazón... No recordaba qe tenía uno. A lo mejor no lo supe nunca.
Una escena conmovedora en el cine nunca me conmovió, una canción intensa nunca me emocionó, y en el amor siempre creí a medias, siempre consideré imposible conocerlo de verdad. Nunca fui cínica, no. Simplemente nunca, nadie, me enseñó a sacar el amor qe tenía escondido adentro, oculto a todo el mundo. Estaba en alguna parte, sólo hacía falta descubrirlo... Y yo lo busqé proyectando mi deseo en el universo donde el amor es un bandido: y nadie, digo NADIE, me obstruyó el paso diciéndome: NO PEQEÑA, POR AQÍ NO SE PASA.
Mi corazón estuvo encerrado en una celda helada y era peligroso destruirla con un golpe decidido: el corazón habría qedado herido para siempre.
Pero después llega el sol, no ese sol siciliano qe qema, qe escupe fuego, qe provoca incendios, sino un sol benigno, discreto, generoso, qe derrite lentamente el hielo, evitando así qe mi alma árida se inunde.
... Este ser EXTRAORDINARIO puede tenderme la mano y sacarme del agujero estrecho y frío en el qe me acurruqé asustada... Luna, vos creés qe puedo hacerlo?.
Es difícil sanar las heridas del corazón. Pero a lo mejor el corazón puede latir tanto qe consiga romper en mil pedazos la coraza qe lo circunda."

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